El ritmo de vida actual nos somete a una permanente carrera. Necesitamos estar actualizados para competir, entre los vertiginosos cambios que propone la realidad.

En la calle, el caos del tránsito vehicular, las manifestaciones y las protestas, las demoras en los medios de transporte público, la premura por realizar muchas actividades y asumir las obligaciones cotidianas generan alteraciones que pueden durar hasta 10 minutos. Trastocan todo lo que estaba planeado y terminan invadiendo la tranquilidad de la persona.

Horacio Cufré, biofísico especializado en TOB (Terapia Organizativa Biomolecular) explicó que las pequeñas irrupciones que vivimos habitualmente generan una descarga hormonal que el organismo debe procesar en forma inmediata; los músculos deben prepararse para una disputa interna para la cual no están preparados.

"Todas las preocupaciones y ansiedades que vamos almacenando repercuten en nuestro organismo y crean un estado de tensión generalizada conocido como estrés", precisó.

Dañino

A pesar de lo que muchas personas piensan, advierte Cufré, el estrés no es necesariamente perjudicial para salud. "Siempre y cuando no sobrecarguemos nuestro organismo con impactos emocionales excesivos que le impidan procesar el paquete de información adecuadamente", advirtió. Cuando el organismo no puede procesar la información que recibe, el estrés pasa a convertirse en hiperestrés, el cual es dañino para la salud. "El cuerpo tiene un sistema de defensa vital (sistema inmunológico) que se altera cuando soporta mucha tensión y se prepara para defenderse de todas las posibles amenazas. "Cuando esta parte fundamental del organismo se siente afectado por una amenaza mayor que la que puede afrontar, existe la posibilidad de que colapse y que comience paulatina y sostenidamente una alteración funcional", explicó el biofísico.

Esta alteración avanzará en forma constante, haciéndose crónica, degenerativa y progresiva.

Desequilibrio

"Cervicalgias, cefaleas, acúfenos (zumbidos de oídos), mareos, náuseas y rigidez muscular van de la mano y se relacionan en forma directa con los cambios emocionales a los que nos vemos sometidos. Repercuten de tal manera que parecen afectar cada faceta de nuestra vida: cambian nuestro estado de humor interfiriendo en nuestra capacidad de interrelacionarnos con el entorno: ámbito laboral, estudio, en nuestras obligaciones y hasta en el entorno íntimo o familiar", añadió.

Ante estas situaciones, la mayoría de la población suele recurrir a la automedicación. Hoy la industria farmacéutica provee un gran número de medicamentos que mejoran sólo los síntomas, pero el problema sigue estando presente.

Según Cufré, el desequilibrio inicial avanza y esa situación lleva al paciente a ingerir más cantidad de fármacos agresivos y con efectos adversos para el organismo, sin lograr atacar el origen del problema.

Nueva terapia

"En nuestro país ya hay una alternativa diferente que ha demostrado mayor eficacia para el tratamiento del hiperestrés y su impacto en todo el organismo. La terapia de campos biofrecuenciales propone en pocas sesiones de 30 minutos mejorar el grado de dolor y la rigidez, y generar un efecto antiinflamatorio con aparatología médica y control profesional", informó.

Este tipo de tratamiento, según el especialista, no usa ningún medicamento, no presenta efectos secundarios ni colaterales, no es invasivo para el paciente y mejora sensiblemente la calidad de vida.